Junto A Mí.

   Algunos días suelo sentarme a pensarte por horas, mirando al vacío, mientras que me pierdo en el sonido de la lluvia a través de mi ventana, y me pregunto a mí misma: ¿Por qué no estás junto a mí?. Su fría ausencia me hiere como dagas al corazón, y en tiempos de invierno, recalcan aún más la necesidad de albergarte entre mis brazos.

 Que irónico. Querer tener a alguien a centímetros cuando lo tienes a kilómetros. Y eso, es lo que más me duele. Vivir tan lejana a sus sonrisas y miradas, vivir tan lejana de momentos felices entre cosquillas, entre suspiros; de tanto anhelar ese preciso instante, de extrañarte y necesitarte aun más de lo que suelo aceptar.

   Y así son mis días, viviendo entre tristezas por no tenerte cerca. Viviendo entre sueños, despertando en realidades. Queriendo tener alas y volar hacia tu balcón, rescatar mi alma de esta triste desolación; cuando te vea al fin entre mis brazos, cuando me observe al fin en tu mirada, cuando al fin sienta ese calor que necesitaba mi alma, cuando al fin despierte en tu habitación cada mañana... Cuando al fin estés junto a mí.

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