Noches De Insomnio.

   Aquí estoy, nuevamente, extrañándote y sin poder verte, en donde la luna espera ansiosa nuestra cita cada noche, en el mismo lugar y algunas veces a la misma hora, donde mis dedos suelen versarte lentamente cuando tu recuerdo se asoma y se pronuncia más mientras que mi corazón late fuertemente, en donde su ausencia es más cortante que por el día, en donde la soledad suele cobijarme y hacerme compañía, mientras que la luna me sonríe y calma mis tristezas, aunque suelo ver su rostro en la luz que brota de ella.

    Amanece, otro día que se va y que no va a volver, otro día sin sus manos y sin su piel, otro día en que muero y revivo lentamente, lloro y respiro profundo, te suspiro mientras veo la luna ocultarse, mientras que el nudo que vive tras mi traquea me lastima y jamás va a desaparecer, donde te espero aún sabiendo que no vas a volver... Camino por caminar, deambulo entre la gente esperando una señal, esperando a encontrarle en mi pasar, y dime ¿Por qué no vienes y te quedas a vivir entre mis brazos?.

   Malditas ganas de verte y de tenerte en mis atardeceres, maldita distancia que me separa de su cuerpo y de sus gestos, y usualmente, suelo retorcerme en mi propio dolor, suelo ahogarme en mi profunda desolación al recordar cuan lejos te encuentras de mi. Suelo cerrar los ojos para poder verte y sentirme más cerca de tus brazos, que si tuviera la oportunidad; lo dejaría todo para poder verme en ellos y en sus pupilas, para poder abrazarte hasta que caiga el sol, hasta que mis ojos dejen de llorar y no quede ni una gota de lágrima por derramar.

    Y te suspiro, constante y alegre, aunque sólo algunas veces, pues mi alma intranquila vive el día a día esperando por ese momento en el que pueda abrir los ojos para dejar de soñarte y poder verte a mi lado al despertar. Aunque en mis noches de insomnios suelo atormentarme con ese instante, suelo suspirarte hasta desangrar, hasta que deja de latirme el miocardio, hasta que se me escapa el alma mientras observo la luna y le grito en silencio el dolor que produce en mi la ausencia de sus manos y la ausencia de sus besos... La ausencia de su calor en estas noches tan frías, en este insomnio tan asesino y llena de desamparo, donde lo único que mantiene vivo mi alma, siempre ha sido él... Siempre has sido tú.

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