Desde Que Llegaste Tú.

   Caminando de su mano me convierto en poesía. Al observarme en sus pupilas durante su grata compañía, contemplando la silueta de sus labios luego de suspirarme tanto, luego de pronunciar mi nombre, luego de una tarde soleada en donde la sombra de nosotros es lo único que nos acompaña. Porque cuando estoy junto a él lo demás desaparece… Y ahora, todo lo que quiero a mí alrededor son sus brazos y su sonrisa al saludarme. El calor de su pecho se convirtió en mi sol, sus manos en mi guía, su voz en mi melodía favorita, sus besos en mi literatura preferida. Aquellas lecturas que tanto degusta leer mi paladar… Aquellos en las cuales hacen mejor mi despertar y mis ocasos, aquellos en los cuales hacen mejor mis días.

    Desde que llegó él mis dedos le dijeron adiós a los versos tristes, mi rumbo tomó otra dirección dándole a mi vida un giro de 180 grados, eliminando hasta los recuerdos de esas noches frías y tormentosas, secando las lágrimas y logrando retoñar mi alma y mi sonrisa, logrando todo aquello que pensé que jamás iba a vivir, que jamas nadie alcanzó hacer... Bienvenidos sean de nuevo, sonrisas infinitas. Creí ser yo la que los dibujaba en su rostro y fue él, el que lo re-dibujó todo en mí. Hasta los días nublados y lluviosos son hermosos cuando los observo desde sus pupilas. Viviendo en mi pecho y entrelazada a sus manos, las nubes pasan lentamente sobre mi cabeza, la brisa agita mi cabellera, siendo los rayos del sol innecesarios, porque el calor que desprenden sus brazos al abrazarme y su sonrisa al observarme mientras me reflejo en sus ojos café, son mejor que ellos, perdiéndome cuando menos lo esperaba, reviviéndome cuando menos lo pensaba... Ahora, todo a mí alrededor son aquellos ojos café que me hablan, que me reflejan la esencia de un gran espíritu y me confirman los “te amo” que salen de sus labios al susurrarlos a mi oído, haciéndome elevar y flotar por el suelo como si en realidad estuviera soñando entre las nubes, alcanzando el mismísimo cielo cuando camino libremente de su mano... Convirtiéndome en poesía.

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