Días de Invierno (Cont.)
Y ahora que en mis suburbios ya
no te encuentro, se vuelve algo doloroso el recordarle tan lejano y tan
ausente. Ahogándome entre mis propios pensamientos… Hay recuerdos que parecen
disolverse entre el humo del cigarro, entre el humo que brotan de incontables
tazas de café.
Luego de tantos meses, todavía
no comprendo el por qué le sigo pensando, ¿Por qué me sigo preguntando si él
alguna vez me ha extrañado?, ¿Por qué siempre que pienso haberle olvidado su
recuerdo llega bruscamente y me estremece de inmediato? Tantos por qué agobian
mi existencia sin alguna mínima respuesta… Que hasta mi mente me engaña
constantemente, te observo por todos los lados que mire, por cada rincón que
camine, hasta cuando estoy acostada en mi cama te siento llegar y siento como
si sus brazos me abrazaran por la espalda. Qué absurdo ¿No crees?, vivir
atormentada por alguien que fue mi felicidad entera y ahora, se encuentra tan
distante de mi, tan ajeno a lo que nunca fuimos pero que siempre seremos, tan
ilógico vivir en una soledad y en un arrepentimiento constante cuando el otro
ni siquiera se imagina como mi corazón se quiebra poco a poco en días que
siempre es invierno.
Pero aquí estoy,
constantemente, tan masoquista pero sincera, amándote a ciegas sin saber a
ciencias ciertas qué le sucede en su cabeza cuando por casualidad me recuerda… ¿Sabes realmente lo que se siente necesitar
a alguien?, ¿Sabes realmente lo que se siente el frío cuando tu alma no tiene abrigo? Cuando lo único que te logra arropar es la soledad que vive día a día contigo, como si fuera tu sombra, como si fuera una maldición de la cual no te puedes escapar... Lo único que nunca te dejará pase lo que pase, aun así que el tiempo siga su rumbo, siempre estará allí, permanecerá allí, en tu corazón aunque no quieras saber de él, pero lo sientes; lo sientes en tu pecho, cuando se te forma ese nudo en la garganta luego de recordar cada uno de los momentos más felices de tu vida, junto a ese par de brazos que hoy necesitas más que nunca pero sabes muy bien que jamás volverán a estar allí, para ti. Sabes, que aquellas sonrisas compartidas se rompieron hace mucho, con cada una de las lágrimas que has derramado y sigues derramando por alguien que ni piensa en ti, pero aquí estás, fuerte pero quebrada, feliz pero triste, acompañada pero sola, con ganas de todo menos de amar nuevamente, y nuevamente ser derrotada, golpeada y quebrada, por algo que sabes que jamás volverá a tus manos...
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