Diario De Una Loca Sin Motivos (Cont.)

Han sido tantas las noches que he pasado en vela, ya ni recuerdo cómo era su sonrisa luego de besarme, ya ni recuerdo su calor cuando llegaba y me abrazaba...


He llegado a pensar que terminaré loca en este sufrimiento eterno. Ya no existe el sol en mis días, ni luna cuando te pienso.


No importa cuanto lo intente, su maldita mirada se clava en mi mente, aquellas tardes cuando sus pupilas eran más brillante que el propio sol y sus brazos eran lo más cálido para los días de invierno.


Y pensar que alguna vez creí que nunca nos heríamos... Pero tarde o temprano, a todos nos toca herir o ser heridos; y, en este caso, nos herimos mutuamente, tanto, que ahora nuestras miradas nunca coinciden, nuestros labios ya no se tocan, nuestras manos ya no se extrañan y nuestros suspiros ya no nos reviven.

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