Siempre Has Sido Tú.

La lluvia cae a cántaros, como aquel día que te vi partir a través de mi ventana. La soledad trae consigo estragos del pasado cuando se es recordada en el hoy, como son las lluvias incontenibles en el invierno, como cuando no para de llover en mi mirada.

Son tantas las noches que te has puesto a pensar en que la vida no puede ser más gris de lo que usualmente la sueles contemplar. Te pones a observar a la gente caminar a tu alrededor con una sonrisa de oreja a oreja y lo único que se te pasa por la cabeza es un: “¿Por qué son tan felices?”.

Para ese tiempo no hallaba respuesta alguna a tantas preguntas que gobernaban mi mente, viviendo siempre en esa infinita tormenta que parecía nunca parar aunque estuviera el sol en la copa del cielo. Las personas entraban y salían de mi vida como un vaivén que a veces no tenía sentido, como un trago dulce siendo mayormente amargo, nunca retuve a nadie para que se quedara conmigo aunque a veces mis ojos se los pedía a gritos. La soledad era la única que me sostenía y me daba abrigo en esos días fríos.

Al mirar atrás, la melancolía es inevitable cuando se recuerda los buenos ratos, sin arrepentimientos y sin extrañar a las personas que de mi vida ya se han marchado. Aunque seguían pasando los años; es hasta la presente que pude descifrar aquellos viejos pensamientos que la mayoría del tiempo ahogaban mi alma haciéndome perder entre el rotundo eco de mis fantasmas del pasado. Te das cuenta que tu vida ha cambiado con un giro de 180 grados, que ahora sueles estar acompañada por las noches de unas pupilas que te observan con un brillo inexplicable junto a unos labios que no paran de sonreírte. Te das cuenta que ya no caminas sola por la vida, sino atada a una mano que se convierte en tu mejor compañía, sustituyendo la soledad por las mejores tardes que has tenido en toda tu vida o por un fin de semana que se convierte en el más largo que has disfrutado desde que eras una pequeña niña.

Hoy te das cuenta que las cosas están en su lugar, que son las personas que caminan a tu alrededor los que te observan con una sonrisa de oreja a oreja, que ya no existen los días grises ni las noches frías de invierno, que por más que te caigas siempre estará alguien contigo para tenderte una mano o acostarte al lado tuyo si es necesario. Que por más veces que pensaste que la suerte nunca llegaría a tu vida, ahora es la vida la que te sonríe a ti desde que le encontraste el significado y la razón del por qué estás en este mundo.

Porque desde que llegaste a mi vida; desde que me encontraste aquel día de diciembre… Todos los días es primavera aquí en mi pecho, siendo tu voz el riego que hace florecer mi alma todas las mañanas, siendo tus pupilas los que alzan mi alma haciéndome flotar por el suelo en vez de caminar descalza. Todo este tiempo, hasta antes de conocerte, siempre has sido tú la respuesta a todo y el camino correcto y definitivo en este rumbo por la vida. Ahora sólo quiero tu compañía y tu sonrisa por el día y por la noche, en mis horas flojas, en mis momentos de felicidad y hasta de llanto. Quiero que seas tú lo único que compongan mis versos, que seas el verbo en cada oración, que tu presencia alfombre el día y le de diversión, que seas tú el que pinte mi día gris y le de color, que sean siempre tus labios el mejor lugar para estar, que sean tus brazos mi único abrigo y mi paraguas, que seas mi fortaleza en momentos en donde se debe luchar, que seas el espectador de mis éxitos, el que me acompañe en mis triunfos, el que cuide mis sueños... Por sobre todas las cosas quiero que seas tú mi único dueño, mi amor eterno, el amor de mi vida, mi refugio, mi paz, mi esperanza, el que ilumina mi sendero si la luz del cielo no me alcanza, el que me hace vivir y el que me renace, el motivo de mi sonrisa y la luz de mis ojos...

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